viernes, 15 de marzo de 2013

Cómo ser un mejor Docente..!

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Cómo ser un mejor estudiante!

Cómo ayudar a que su niño sea mejor estudiante!

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sábado, 25 de febrero de 2012

Educar en valores

Educar en valores

Algo que consideramos valioso es una realidad a la cual no se puede poner precio, así es valioso: el recuerdo de los primeros pasos de nuestro hijo, el Crucifijo ante el cual solía rezar nuestra madre, etc.
Del mismo modo cuando hablamos de valores estamos hablando de realidades que tienen un valor y que por tanto deben existir, deben darse, deben regir nuestras vidas, deben promoverse.
Los valores son un algo cuya grandeza percibimos al entrar al contacto con ellos.
Cabe señalar que valioso no es sinónimo de útil, aunque a veces se los confunda. Cuando esto sucede es porque entre el valor y la persona se ha infiltrado algún interés que hace que la persona no vea claro lo que es valioso y le dé este nombre a realidades que no lo son.
Por ejemplo en el régimen nacista era considerado util y valioso a la vez el exterminio de todo aquel que no tenía rasgos arios. El genocidio era para ellos un valor dado que les era útil para sus fines. Pero el genocidio no es ni será nunca un valor, sin embargo para una mente utilitarista que se fija en los resultados sin importar los medios tal equiparamiento puede darse,y efectivamente se dio en este caso concreto y se ha dado tantas otras veces y está además en la base de la crisis de valores en la cual nos encontramos.
El valor en cambio, el valor en sí, es ajeno a intereses y a subjetivismos que conducen a los tan malsanos reduccionismos. El valor es algo bueno, y querido como fin y nunca como medio.
En otras palabras el valor es aquello que percibimos como bueno y que buscamos por sí mismo, sin que medie entre el valor y yo algún interés.
Por otro lado no todos percibimos los valores, hay quienes ante un gesto humanitario por ejemplo, ni se inmutan; y hay quienes lo perciben  dentro de sí, incluso hasta la conmoción más profunda.
La educación en valores por tanto iría en esta dirección, en la de educar la sensibilidad para percibir lo bueno,en tocar las fibras más profundas de la persona para que los perciba; pero no se trata sólo de despertar buenos sentimientos pues éstos son tan inestables como el mar,
se trata mas bien de que de esta conmoción inicial que abre, digamos así,  la entraña para que entre lo bueno, la persona pase a tratar de entender el contenido del por qué de la bondad de éste o aquel valor, es decir que los entienda y que luego los busque y promueva en primer lugar dentro de sí para luego difundirlos entre los demás.




El valor del respeto, sus fundamentos y sus matices

El valor del respeto, sus fundamentos y sus matices


El respeto es uno de los valores a inculcar sobre todo en en aula de clase donde muchas veces convergen personas de distinta clase social, de distinto origen social, de distinta formación cutural, etc.


Hablar de respeto es hablar , en  modo implícito,  de la dignidad de la persona, empezando por conocer la propia dignidad, entendiéndola como aquello que nos hace realmente personas y nos distingue del resto de los animales o seres vivos.


El ser humano es aquel que puede obrar por voluntad propia, o sea en libertad; puede dirigirse al bien y puede tener dominio sobre sus actos.


Si queremos sintetizar el fundamento de la dignidad de la persona, lo podemos hacer condensándolo en  tres puntos:

  • autonomía
  • interioridad
  • elevación, que la coloca por encima de todo cuanto existe.
Sin embargo la persona puede empequeñecer su dignidad al punto de degradarse pero sin dejar de ser persona en ningún caso y sin perder en ningún momento el derecho a ser respetada.


Tomás Melendo distingue entre:

  • Dignidad ontológica:  que toda persona posee por el hecho de serlo, independientemente de sus actos.
  • Dignidad moral, que se añade a la anterior cuando la persona se comporta conforma  a su dignidad, degradándose y perdiendo fuerza moral sobre otros pero jamás su dignidad ontológica.
El respeto a la persona se basa en la dignidad ontológica, aunque tal vez este respeto no necesariamente  implique el respeto ni la aprobación de sus actos.


Cuando la dignidad moral se viene abajo la persona pierde algunas prerrogativas que jamás pierde una persona en la que dignidad ontológica y moral se fusionan perfectamente. Así por ejemplo un docente que ha violado uno de los puntos de disciplina, por poner un ejemplo, con ello lede su dignidad como docente y como persona y puede y debe ser destituido de su cargo temporal o perpetuamemente, etc.; en este caso pierde el derecho de seguir ejerciendo la carrera docente, y al sancionarlo  simplemente se le está aplicando el castigo debido, con miras a que se corrija sin faltarle por ello el respeto. 


Cuando se pierde el principio de autoridad, y el profesor trata mal al alumno y estos toman la venganza por sus propias manos, como hace poco veíamos que había sucedido en una ciudad de América, el docente de hecho había perdido toda autoridad sobre los alumnos pero ello no autorizaba a estos últimos a faltarle el respeto de ese modo. 


Hay canales para denunciar, hay formas de presentar un reclamo, siempre dentro de los parámetros que impiden que aún en medio de la peor falta, o la peor degradación moral en la que alguien pueda caer, que lleva consigo la degradación de su propia persona, haya siempre un ingrediente de respeto, el cual no debe faltar. 


La razón podría sugerirnos lo contrario, pero asumir un comportamiento degradante frente a quien ya se degradó, nos degrada a nosotros mismos y  nos pode en un nivel sino igual, tal vez inferior al del que ha delinquido.

Es preciso tener esto en claro a fin de que no se cruce jamás la línea que nos mantiene dentro del respeto, el cual se debe proteger cuidadosamente y ser inculcado a quienes están bajo nuestra tutela docente.







Uso del castigo en la educación

Uso del castigo en la educación


Un reforzante es algo que incentiva una acción. El premio es un reforzante positivo. Existe el reforzante negativo que en vez de reforzar disminuye la fuerza de una acción, le quita vigor, en este caso reforzaría la conducta contraria a la no deseada.

Si bien el castigo ha sido criticado y sancionado, sobre todo cuando se trataban de castigos físicos o psicológicos, el docente o mejor dicho la docencia en general, no ha podido prescindir de ellos.
Ahora bien, el castigo debe ser usado como un medio para disminuir conductas inapropiadas, por ello ha de seguir las siguiente pautas

  • Debe ser aceptado por los dos -alumno y docente- como un modo de restablecer el orden quebrantado, es decir debe precederle un diálogo amical.
  • Debe haber un reconocimiento de ambas partes de ha habido una orden quebrantado.
En la aplicación del castigo, en ambas partes debe haber el amargor pero a la vez la necesidad de aplicarlo, de este modo profesor y alumno seguirán siendo amigos y el alumno no quedará con la sensación de que el profesor ha ejercido despóticamente sobre él del poder que goza.
En suma: el castigo ha de ser aplicado en un ambiente positivo en el que el alumno reconoce la necesidad de la sanción, por ello el castigo ha de ser:
  • Adecuado a la falta y a la persona.
  • Breve pero eficaz.
  • Que se sepa de antemano los parámetros de conducta dentro de los cuales el colegio actúa  y que  son aprobados por padres y alumnos al momento de la matrícula.
Se ha de procurar evitar:
  • Que el alumno sea apartado de la actividad escolar.
  • Que se le encomienden tareas totalmente inútiles.
  • Que sean desproporcionadas a la falta.
  • Que duren mucho tiempo.
Y como añadidura valgan las palabras de Gabriela Mistral:
Que corrija con dolor, para saber que he corregido amando.